sábado, 7 de diciembre de 2013

Poema del 4 de septiembre de 2010

Sin vida nos amamos, nos morimos sin amar.
Oh, mi vida, nos morimos sin amar.

¿Y en qué nos hemos convertido sin amarnos?

Aquello de lo que huíamos juntos.
Aquello de lo que siempre huimos juntos

sin estarlo.

4 de septiembre de 2010

martes, 26 de noviembre de 2013

Madrid

El primer poema
que quería escribir
sobre Madrid

era sobre
los amores de estación.

Los que
circulan
en el Circular,
que suben
en Moncloa
y se pierden
en Ciudad Universitaria
o siguen
hasta Metropolitano;

Los que
en el quinto día
de la semana
tienen
juernes latente
en las ojeras
que abarcan
sus cuencas.

Los que
se esconden
con cascos
más grandes
que sus orejas
y una canción
que me agrada
audible
al otro lado del vagón.

Quería escribir
sobre manifas
y asambleas,
antidisturbios
y lecheras,
la destreza
de esquivar
pelotas de goma
y los cien metros lisos
del 24 de octubre.

Quería escribir
novedad
y adaptación,
y todo esto
lo he descrito
cuando ha pasado
el Cercanías por tu barrio,
al oeste del Manzanares,
y he descarrilado
en la fantasía
de tenerte
conmigo
en el vagón,
camino a la capital,
leyendo juntos
filosofía,
escribiendo juntos
poesía,
planeando
viernes noche,
Malasaña
domingo,
la Gran Vía.

Ya no puedo escribir
lo que quería
porque
esta ciudad
ya no es novedad,
ni adaptación,
es la misma
rutina,
con distinto
paisaje.

Tengo más
parques,
y más
grandes,
con menos
olivos.
Cojo más
trenes,
menos
buses.
Veo más
gente,
menos
personas.

Y ya no puedo escribir sobre Madrid
porque Madrid sin ti es una oficina,

oficina
donde
el tiempo
corre
contra < el < reloj,
que > no > contrarreloj,

sino.

todo.

lo.

contrario.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Publicación de El Eterno Retorno

Tengo el placer de presentaros mi primer libro: EL ETERNO RETORNO, una antología de 196 páginas con los poemas, relatos y primeros escritos de Aleera Jezhebel, compuestos entre los quince y los dieciocho años. Fue publicado gracias a la editorial Bubok Publishing S.L el 3 de septiembre de 2013. 

La mayoría de su contenido está o ha sido colgado aquí, en Sabiendo, sintiendo y experimentando, aunque hay algunos poemas y fragmentos que fueron retirados muy pronto y otros tantos inéditos, encontrados en diarios, servilletas, tickets de compra y sitios aún más insospechados. 


Como dije, fue publicado por Bubok, y está disponible en la librería de su página web, AQUÍ el enlace directo de compra para obtenerlo en formato físico por 9,94€ o gratuitamente en formato digital. 

Si tenéis pensado autopublicar en esta editorial (completamente gratuita y fiable), agradecería que os registrarais desde esta dirección, porque  por cada persona que publique yo recibiré 10€ de descuento en próximas compras.

Si os gusta, compartidlo por Facebook, Twitter, Tuenti,... hasta Hi5 o MySpace si os va el rollo vintage.

También, si gustáis, seguidme en Twitter, @poesofia y dejadme vuestros comentarios aquí o allí.

martes, 12 de noviembre de 2013

El arte de la fuga [Fragmento II]

Ahora me viene a la memoria, como el golpe seco de una brusca ola o el latigazo de un subidón de anfetaminas, una conversación de café de las primeras semanas posteriores a nuestro encuentro en la National Gallery de Londres, cuando ella deseaba conocerme interiormente y yo sólo pensaba en la manera de conocer el interior de su deseo. 
«-Necesito que se avalen mis fantasías -Me decía avalando la suya propia fumando un cigarro con una larga onda de cabello rojo semiocultando su rostro y su pecho-. Quiero decir, la oratoria, la elegancia y el misterio de una persona no vale nada si sólo parece una imagen. De mi partenaire necesito que sea una imagen; quiero una fachada auténtica, no una simple sombra. Quiero mármol, no ladrillo recubierto de estuco. ¿Entiendes?»
 El arte de la fuga, fragmento.
Aleera Jezhebel, 2014 

El arte de la fuga [Fragmento I]

Nuestra relación terminó por convertirnos en fantasmas recorriendo Europa. Yo leía a Baudelaire y ella estudiaba la Historia, yo me refugiaba en La pipa y ella en la civilización sumeria; y ambos nos fascinábamos por el alcohol en ambos campos. 
Séfora se creía una especie de Marilyn renacida y esperaba de mí un Joe DiMaggio que la regalase rosas de ocasión en ocasión, cuando más bien era ciertamente un Henry Miller a la británica sin tantos huevos. Como Miller, me encontraba hipnotizado por sus caderas, pero su falta de perspicacia, realismo y madurez solían sonrojarme en las reuniones de brunch con los amigos. 
Como Marilyn, supongo, Séfora sentía fascinación por la inteligencia que veía en otros y que en ella no terminaba de brillar. En numerosas ocasiones sentí celos de algunos amigos cuya elocuencia la deslumbraba y dejaba ensimismada por días. Yo sabía que fantaseaba con acostarse con ellos, más bien con su don de palabras, y que se preguntaba si tendrían la misma habilidad en el uso de ambas lenguas. [...]
 El arte de la fuga, fragmento.
Aleera Jezhebel, 2014.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Viví una vida de poeta...

Viví una vida de poeta
antes de alumbrar poesía.

Ya el café no humea,
no se acompaña la taza
con un peta,
ni con cuatrolas
ni copas de licor de mora.

Una se adapta a las situaciones;
por éso ya no hay coca ni anfetas
para salir de fiesta,
por éso el único cristal
que roza mi lengua
es el del vaso.

Lo hice todo del revés,
y
joder
que si valió la pena..


Morse - Aleera Jezhebel

lunes, 2 de septiembre de 2013

I still love him - Aleera Jezhebel/Lana del Rey




And I remember when I met him, it was so clear that he was the only one for me... We both knew it, right away. And as the years went on, things got more difficult, and we were faced with more challenges. I begged him to stay... try to remember what we had in the beginning. He was charismatic, magnetic, electric, and everybody knew it. When he walked in, everyone's head turned, every one stood up to talk to him. He was like this hybrid, this mix of a man who couldn't contain himself. I always got the sense that he became torn between being a good person and missing out on all of the opportunities that life could offer a man as magnificent as him. And in that way I understood him, and I loved him. I loved him. I loved him. I loved him. And I still love him.


Y recuerdo cuando le conocí, estaba tan claro que sería el único para mí... Ambos lo supimos, de inmediato. Y según pasaron los años, las cosas se complicaron, nos enfrentamos a más desafíos. Le rogué que se quedara... tratando de recordar lo que tuvimos al principio. Él era carismático, magnético, eléctrico, y todo el mundo lo sabía. Cuando aparecía, la cabeza de todo el mundo se giraba, todos se levantaban para hablar con él. Él era como este híbrido, esta mezcla de hombre que no podría contenerse a sí mismo. Siempre tuve la sensación de que se debatía entre ser buena persona y perder todas las oportunidades que la vida podría ofrecer a un hombre tan magnífico como él. Y en ese sentido le comprendí, y le amé. Le amé. Le amé. Le amé. Y aún le amo.


Escrito: Se debate su autoría entre Jacqueline Kennedy y Lana del Rey.
Música: Fading memories - FairVienna, http://www.purevolume.com/FairVienna
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel, http://mochueladespierta.blogspot.com

domingo, 1 de septiembre de 2013

Nos place la deriva - Aleera Jezhebel/Silvia Orión


Antes de poner en duda una sola de mis palabras dime cuándo te he mentido; porque puedo equivocarme, pero no te engañaría. Puedo girar bastante más deprisa de lo que luego tardo en equilibrarme, puedo maltratarlo todo aunque lo quiera, y, ay, cuando no tengo nada y puedo con todo, y, ay, cuando no puedo con nada y, además, no me importa. Y hay veces que ni eso, te juro mi vida que hay veces que ni eso; y qué quieres que te diga, tampoco procuro entenderlo. Sentimientos.

Entre abrazos te dices: "uy, qué va, o bueno, puede que sí", y al día siguiente a la distancia le soplas: "me salen chichones de pensarte, amor, cómo dueles, y eso que pienso que no te quiero, y eso que esta vez sí que miraba por donde iba pisando".

Porque el "se mira pero no se toca" equivale al "se siente pero no se entiende", y en cuanto a la tentación y los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia, de cuando yo na más que he sido eso, sentimiento.

Desarraigarse. Mandarlo todo, maldita sea, por una vez, al infierno. Ser uno mismo a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento, porque la vida sin peligro es como el mundo sin John Lennon. Casi humo.

Aquí me tienes, haciendo un cameo en tu vida. Soy sólo el delirio en ayunas de nuestras intenciones, sólo eso. Soy sólo reacción, estoy aquí de rebote, de mayor quiero ser instinto. Aquí me tienes, con mi idilio de garrafón convertido en gas lacrimógeno. Idílicamente tú, idílicamente yo. Dime si el delirio no es una inmortalidad más a la que aferrarse, con todos los cruces que quieras, si piensas pagar con intereses tus deudas, tus deudas tuyas.

En el fondo mentimos como cosacos, diciendo que en vez de evitar hundirnos, nos place la deriva, y que va en serio eso de que estamos loca y alegremente confundidos, y tenemos poquito más que inseguridad, pero, en fin, cada uno con su pedo.

Antes de ponernos a hablar como si leyésemos todos los días los periódicos, he de leer en tus cicatrices qué ha habido cuando no sabías en qué día vivías, ni qué mundo era éste de amenazas legales especializadas en alas, y tú como si nada.

Dime cómo de absurdo es preferir el amor a primera vista a torpes, torpes, intentos de soledad chamuscada. La conclusión. La epifanía.

He aprendido a trompicones un montón de tonterías, y a pescozones a besarte llorando que no estoy de sobredosis, he jugado a destroquelar tus opiniones invirtiendo su cromancia, y a electrocutarte el peinado y a limarte arañazos. He jugado a jugar contigo y me has ganado, y ha habido veces en las que no estaba jugando pero jugaba a que no te dieses cuenta.

He subido a lo más alto sólo porque luego la ostia iba a ser mayor, he dejado a gente estupenda por el camino y me empacha de indiferencia su recuerdo, me he mojado cuando hizo falta mojarse. Y ya ni eso, he renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver, aunque sea para unirme a luchar

Ser o no buena gente, así, tan buenagentemente dicho, puede, en fin, qué sé yo, pero puede que sea saber que te quieren, y sentir que te lo mereces.


Escrito (adaptado): Silvia Orión en http://silvi-orion.blogspot.com.es/
Música: I miss you -- FairVienna, http://www.purevolume.com/FairVienna 
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel 
http://sabiendosintiendoyexperimentando.blogspot.com
http://mochueladespierta.blogspot.com

martes, 23 de julio de 2013

El Eterno Retorno XVI

Las voces,
los gritos,
parecen rugidos.
Los golpes,
zarpazos.
Dónde está
el diálogo
que caracteriza
a los humanos.

Aleera Jezhebel
Escrito el 12/07/2012

domingo, 2 de junio de 2013

El Eterno Retorno XV

De que el mundo ya nunca llora
y que muchos tienen que huir
mientras yo sigo tomando olas
sin saber bien qué perseguir.

9 de noviembre de 2011
Aleera Jezhebel

domingo, 21 de abril de 2013

Amor tóxico - Aleera Jezhebel/Simpulso



Bebimos demasiado. El uno del otro, quiero decir. Ella llegó a conocer seis de mis vidas. Yo estuve a un sorbo de regalarle la séptima. Nos conocimos en mi tercera o cuarta reencarnación. Al principio sólo era sexo, pero del rico. Todos los jueves. Y algún domingo. Desglosamos el uno al otro la palabra comprometer y compramos y metimos cada vez con más frecuencia. Algo así como un contrato oral con carácter retroactivo, o retroadictivo, o retroatractivo, o como quieras lamerlo.

Pasó un tiempo y sin querer su cama se transformó en consulta y su vientre en diván. Sexo, porrete compartido y psicoanálisis. Su vida era un tango de Gardel. La mía un cubo Rubick en manos de un daltónico. Estuvimos años alternando sexo y confesiones, inventándonos posturas cada vez más freudianas. Y en una de esas posturas, se nos coló el amor. Un amor peligroso. Un amor corrosivo. Uno de esos amores que alimentan y envenenan a la vez.

Me alejé de ella diez o quince veces. Busqué sustitutas, heroínas, pero sólo encontré metadona. Y siempre regresaba cabizbajo, cual niño manchado de barro a las faldas de mamá, cual Erasmus sin blanca, y ella siempre me acogía en su cíclico diván. Porque su amor era a prueba de balas y yo bomba química bactero(i)lógica. Y claro, ella se acabó contagiando, y enfermó, y al final se hizo la muerta. Y yo acudí borracho al entierro de lo nuestro. Y a su tumba de mentira se llevó un pendrive con mis secretos. Y sus virus adjuntos.

Y yo ahora vuelvo a estar solo y ella vuelve a estar sola y no quiero volver a saber nada más de mí. Porque en el fondo sólo soy el rabo mutilado de esa lagarta. Me sigo moviendo, sí. Pero me falta el cuerpo. Y a su cuerpo le acabará creciendo un nuevo rabo. Y yo seré siempre el mismo rabo sin cuerpo.



Escrito: @simpulso en Ni libre ni ocupado
Música: Wonderwall - Oasis (Versión jazz de The Colltrane Quartet)
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel

miércoles, 20 de marzo de 2013

El Eterno Retorno XIV

Mientras los grillos
sigan cantando,
y el brillo en tus ojos
me provoque espasmos,
mientras la luna se ponga llave,
siempre quedará un recuerdo de mí en ti,
y yo me tendré que dejar de amedrentar.

Escrito el 11 de agosto de 2012
Aleera Jezhebel

sábado, 16 de marzo de 2013

El Eterno Retorno XIII

Trenes, trenes y más trenes...
¡y después algún avión!
Primero Europa,
¡y luego Nueva York!

Escrito el 31 de agosto de 2012
Aleera Jezhebel

Como los árboles

«Pienso: En realidad sí, somos como los árboles. Somos como los árboles que se aferran a la tierra, aunque su vocación es estirarse hacia el cielo.

Abro los ojos, lo pienso mejor y vuelvo a suspirar. Te digo: Casi. Casi somos como los árboles. 

Pienso en el casi. Una semilla sabe lo necesario para convertirse en árbol, pero un niño no sabe cómo ser un hombre hasta que lo es.

Qué envidia me dan los árboles. Siempre están. Siempre son. Siempre saben. Siempre entre el cielo y la tierra, presentes. Sólo a ratos podemos ser como ellos.»

Anónimo

jueves, 14 de marzo de 2013

Errante

Sólo soy un puto meteorito vagando por la atmósfera. Diecisiete años perdido; aún no sé por qué cojones no me desintegro.
Este planeta me aburre, lo cierto es que todos son aburridos. Todos se preguntan, pocos se hace las preguntas adecuadas y menos obtienen respuestas satisfactorias. En todas partes es igual, aunque tengan atmósfera o vacío, gas o polvo, roca o mar. Sea un estrella el centro del sistema o vague perdido un cúmulo de hielo, polvo y gas. Todo es parte del universo pero nada sabe por qué, para qué o desde cuándo.
Me gusta el color azul de este planeta y el olor a sal, o cómo se extiende un manto naranja en cierta región. Me apena no pasar más de cerca, pero por las ondas de los satélites a veces veo imágenes y escucho historias o conversaciones y los bichos que ahí viven tienen el mismo problema que el resto de seres extraterrestres.

Escrito el 9 de julio de 2012
Aleera Jezhebel

Conversaciones de café I

-No más IVA, no más IVA, y PUM. Toma subida del 4% al 6%, del 8% al 10% y del 18% al 21%. Igual que los franceses y con la mitad de sueldo mínimo.
-Un fiestón el del viernes. Estuvimos en el polígono y...
-El golazo fue el segundo de Ramos, en serio, tío, flipante, entro en la escuadra, yo me quedé...
-Deberían despedir a quien no cumple su trabajo. Y la función del gobierno es... es cumplir con lo que promete, ¿no? ¿si no para qué les votan?
-... dice que quiere irse del Barça.
-Y los reservados, ¡me ca' con los reservados!
-Por 23 millones le compraron.
-Se montó una...
-En las calles importantes mucho madero; pero poco lugares, es la polla.
-Ucranianos, o rusos, algo del este.
-Sí, Andrej los entendía.
-Han cogío' a tres: al hijo de Julián el carpintero y a los nietos del Tirillas, por lo visto y que está su tío ahí metío' y los ha enchufao'.
-Los guiris, que se piensan que estos es Sodoma y Gomorra.
-Que no sé a dónde vamos. Mírale, tan tranquilo ojeando el Marca y hablando de fútbol. Si es que no sé que hago tonteando con él. Si no me gusta nada de él, sólo me atrae. Me palmea el coño, pero ni me llena ni me vacía, y éso que tiene buen elemento entre las patas.
-Pero entre ellos, oye. Se sacaron navajas y to'. Yo pasé hasta miedo.
-La zona guiri yo ni la pisé.
-Yo eché currículums en la empresa del padre de Marcos, que estaban metiendo a gente, pero na'.
-Luis me dijo que van a cerrar la bodega, los van a echar a tos', y sin cobrar desde las fiestas de mayo.
-Encima lo de su novia...
-A ver si nos vemos pronto, chavales, y nos bebemos unos litros en el parque. Enga, ta' luego.
-No me digas más, paso, paso, paso.
-Es un buen colega y punto.
-Adiós, papá Beefeater.
-¡Eh! ¡Espera yonki de mierda, que te tengo que dar los ventiladores del armario!
-No, sois unos buenos colegas con unas ganas de follaros impresionantes.
-Ya, sí, calla, calla, coño, que no, que paso.

Escrito el 25 de julio de 2012
Aleera Jezhebel

martes, 12 de marzo de 2013

El Eterno Retorno XII

¡Qué huevos tienen los pájaros
que echan a volar cuando el día llora!
¡Cómo lloran los días en el balcón
cuando mis ganas, y todo, va mal!

La ciudad, el futuro, la sociedad,
todo está triste,
y gime el cielo en su lugar.

Que un pájaro vuele cuando llora,
no animará a los demás a arriesgar.
Que un pájaro se corra y se empape,
no obligará a los demás a disfrutar.

Escrito el 05 de marzo de 2013
Aleera Jezhebel

El Eterno Retorno XI

-¡Pregunta!
-Yo todo querer saber.
Pero si no estoy segura,
te avisaré.
No lo sé,
te diré: creo que...
añadiré: podría...
me suena a... como...
prueba tal
pero nunca,
nunca,
es.

Escrito el 05 de septiembre de 2012
Aleera Jezhebel

El Eterno Retorno X

De mis muchos anhelos
con más fervor espero
aquel que contigo me permita
conversación larga y distendida.

La curiosidad me abruma,
¡dime a quién echar la culpa!
¿Sigues el camino?
¿Al barro te has rendido?

Adormece tu inquietud,
ella apagará la luz.
Alquimista, dónde está el poeta,
espero, más allá de algunos petas.

Años sin cruzarnos,
y aún persigo entre arrebatos
el café con cuatro,
los dos en el teatro.

Escrito el 04 de agosto de 2012
Aleera Jezhebel

domingo, 3 de marzo de 2013

El Eterno Retorno IX

Termino la copa,
de un trago,
como la vida,
que da todo de una
y no deja nada
del mismo modo.

Hoy aprovecho
que me regala un chupito
empino el codo
brindando por los días
sin fecha
que se datan
como inolvidables,
aunque no lo sean.


Y no ahogo las penas,
amplifico el júbilo.


sábado, 2 de marzo de 2013

El Eterno Retorno VIII

A veces no necesito respirar
o me falta el aliento.
A veces me siento sediento
y ni el tinto termina por saciar.
¡Ya da igual!
Ahora enloquezco y me sacio.
¡ya verás!

No tengo tiempo pa'l barrio
o los estudios pueden esperar.
Desenfreno, me enveneno,
o no lo quiero ni mirar.
¡Sí! ¡Ya da igual!
Me muero por tocarte de nuevo
¡Sí! ¡Ya verás!
Prometo mejorar los demás.

Lo siento, no te di
lo que buscabas, ah...
Pero fue mi desliz,
lo sabía y accedí.

Pero éso..
        ¡Ya da igual!

Aleera Jezhebel

sábado, 23 de febrero de 2013

El Eterno Retorno VII

Me enciendo y me apago,
la pantalla se queda en blanco.
¿Se ha quedado obsoleto mi sistema?
¿Alguna vez fue novedad?
El polvo se acumula en las rejillas,
me abandonan en la esquina,
después en el desván.
El trastero es mi lugar,
donde van las cosas rotas
que a uno le apena tirar.
Preferiría el vertedero,
con el resto de mi clase formal,
aquí yazco con objetos de recuerdo,
productos de clase estacional
y otras bagatelas
que uno se niega a abandonar.

Aleera Jezhebel

lunes, 11 de febrero de 2013

Señales/Nunca nada está perdido



Ayer, como de costumbre, me acerqué después de comer al Parque del Teíte a fumarme un cigarro y a reflexionar un poco con el sonido del viento tocando suavemente los acordes de las ramas. Allí me encontré un libro entre los arbustos. Era un Nuevo Testamento, que alguien había dejado en aquel lugar. Abrí el libro y lo primero que ponía era que aquel libro no estaba a la venta, en la portada. Dentro, se pedía que se dejara el libro en el lugar que había sido hallado.

Lo cierto es que soy algo escéptica con esto de la religión y la existencia de un dios, casi diría que soy atea, si no fuera por mis constantes dudas. El caso es que no tengo esa fe, y no debería haberle dado importancia; pero algo dentro de mí me dijo que aquel libro debía estar allí. Leí un par de páginas y lo dejé exactamente en el mismo lugar donde lo encontré. Además, subí al árbol central del Parque, un olivo centenario, y me fumé otro entre las ramas y el follaje, donde dejé, por instinto una página arrancada del cuaderno de notas que siempre me acompaña. En ella escribí: "Hoy es, siempre todavía." y "Nunca nada está perdido.".

Hoy, me he acercado una vez más al Parque. Allí había un señor, que a primera vista parecía un vagabundo, un mendigo, un sin techo... como queráis llamarlo. En realidad, éste hombre era un peregrino con destino Huelva (situémonos en Toledo, centro de la península). Me pidió un cigarro. Lo que tenía era de liar, y le ofrecí a que se guardara unos cigarritos para más tarde, los cuales amablemente aceptó, ya que el único cigarro que tenía eran las sobras de las chustas y los restos de cigarros que había encontrado por el Parque.
-¿Fuma usted porros?- Le pregunté con cautela, el hombre se encogió de hombros.
-De vez en cuando; nunca hay que abusar- Y me senté con él a compartir un petardo, mi último petardo del día.
Me contó que tenía una hija en Santiago de Compostela de diecinueve años, que su padre era andaluz y ciertas cosas más que, en realidad podrías dormir sin saberlas, pero dormirás mejor sabiendo que por un momento has hecho feliz al hombre dejándole hablar, dejándole ser escuchado.
También me comentó que se había echado allí la siesta, en el banco al sol y que por casualidad había encontrado un Nuevo Testamento, que le había ayudado a entretenerse un poco aquella tarde. Sonreí para mis adentros y continué hablando con él hasta que un amigo vino a recogerme.
Antes de irme, miré a la rama del árbol donde había dejado la nota el día anterior. No estaba. Tampoco estaba la colilla que había dejado a su lado.

No sé si fue ese peregrino quien recogió la hoja, pero, Luis -creo recordar que era tu nombre- muchísima suerte en tu peregrinaje y ojalá llegues bien. Y recuerda, nunca nada está perdido.

Aleera Jezhebel
Hecho verídico
redactado el domingo 27 de febrero de 2011

sábado, 9 de febrero de 2013

Subjuntivo

Dejo volar las posibles vidas que esta incierta existencia trata de concederme. Y aquí sigo, sobreviviendo en las lagunas de las dos direcciones, existiendo en infinitas ucronías, eligiendo el camino a la inversa, el que no recorre, el que se queda atrás, varada en la playa del pensamiento mientras el mundo gira siguiendo la (siempre estúpida) lógica de los días, las horas y el sol.

Aleera Jezhebel
Publicado el 13 de febrero de 2011

Poema VIII

Esa calle alargada
que une la cuna y el cementerio,
ahí es donde habito yo.

Esa porosa orilla
que absorbe cada fluctuante pensamiento
y escupe en su letargo veneno,
aquel del que cada día bebo.

Ésa, esa porosa orilla es quien soy hoy.
Soy esa piedra que te estorba,
pero que te es útil como auxilio,
a veces.

Otras tantas, no soy conveniente.
Soy como un juguete.
Soy un juguete con agujeros,
como esa porosa orilla.

Aleera Jezhebel
Publicado el 16 de enero de 2011

Tarde de estudio

Una mosca sobreviviente del verano revolotea a mi alrededor, éstas son más molestas, pero más fáciles de aniquilar.
Me levanto, cojo el matamoscas del cajón; está quieta sobre la pared, pero no es el momento.
Espero. Ella sabe que la observan. Mueve un poco las patas. Decido golpear. Plaf.
Bye, bye, fly.
Anda, un pareado en inglés. De lo cual, por cierto, tengo examen mañana. Inglés de primaria, ni me lo leo.
Mejor me pinto las uñas; hoy me apetece llevar algo rojo; quizá me pinte la bandera de Estados Unidos. Total, son las cinco y media.
Pintarme las uñas me lleva una media hora. Hacer rayitas no se me da muy bien, y ya de los puntito (porque intentar hacer cincuenta estrellas sería un suicidio) ya ni hablamos. Pero bueno, tienen su pase.
Son las seis, y aún tengo que estudiar. ¿Qué más hay? Examen de tres temas de historia, y unos ejercicios de matemáticas.
Mejor voy al ordenador un rato, sólo un rato.
Como siempre, ese sólo un rato se convirtió en media tarde. Son las ocho y media, y todavía no he estudiado ni una página para mañana.
Creo que mejor voy a salir un rato, a que me de el aire; así quizás piense con más claridad. E iré al bar a tomar un café con éstos, y a fumarme un alegría, ya que me espera una noche muy, muy larga; unas 30 páginas, más o menos.

Aleera Jezhebel
Publicado el 12 de noviembre de 2010

Alejandrino

Dadme las verdades del profundo pensamiento;
dejad que la mente os lleve a mi más sincero ego,
dejad que la luna se torne a color bermejo.
Dadme vuestros besos prisioneros del recuerdo.

Dadme vuestras razones para callar al viento,
dejad que yo escuche y aprendamos del silencio;
dejad que éste hable, el más sabio de nuestros maestros.
Dadme las sonrisas, los abrazos de despecho.

Dadme aquellas promesas que han surcado los tiempos,
dejad que mi alma juzgue si acaso fue por celos,
dejad que ella anuncie si fue inercia o desenfreno.
Dadme al taciturno mendigo del frío enero.

Dadme a los mártines de la gloria y el deseo,
dejad que mis mil fantasías jueguen con ellos,
dejad que transforme su historia en vuestro desvelo.
Dadme las lágrimas engendradas de secretos.

Dadme agonías que relatar sobre mis versos,
dejad que ellas fluyan entre mis inquietos dedos,
dejad que nazcan del nacimiento de mis miedos.
Dadme palabras: juro cambiar el mundo entero.

Aleera Jezhebel
Publicado el 18 de septiembre de 2010

El lamentable arte de engañar al corazón




Aquella relación se la estaba escapando de las manos, se estaba descontrolando. Podía percibir el nacimiento de una llama de algo desconocido en su interior. Nunca había sentido alguna emoción parecida, ignoraba qué podía ser. Tenía una pequeña sospecha, pero no quería reconocerlo; tenía miedo.
A si que se decidió por finalizar toda relación con él. 
Sólo tenía que mentir, y esa era su especialidad. Era la diosa de las mentiras, la reina de las traiciones, la personificación de los sentimientos fingidos.
Una simple frase, una de estas excusas esporádicas que tan bien había aprendido a actuar.
Era fácil. Si su mente no se sentía con fuerza para desperdiciar energía sólo tenía que repetir las mismas palabras dichas la última vez.
«No es lo mismo. Me cansé. Encontrarás a alguien que te haga feliz. Lo siento. Buena suerte. Adiós»
¿Por qué no salían esas malditas palabras de sus boca? ¿Por qué, si su cabeza lo ordenaba, sus labios no se entreabrían? Su corazón; su jodido y mustio corazón se hacía oír. Era él quien quería vivir en aquella ocasión, exclamaba a voces sordas su deseo de ser escuchado por primera vez.
Y es que, cuando el amor llega, lo hace mediante los más insospechados métodos.
Aquella mujer de límites, que había vivido toda su vida sabiendo y experimentando y nunca llegó a sentir, se retorcía en su interior. Encontró placeres y gozos en cada sentimiento que experimentó; frenesí, cólera, pasión, ira, pesar... Quién diría que aquella mujer conocería alguna vez los extremos de lo que nunca gozó: amor.
Admitía con vergüenza que a su lado se sentía libre; demasiado libre. Esa misma liberta la aterrorizaba, le hacía verse prisionera.
El amor que aquel nómada la profesaba la ahogaba en albedrío; se sentía libre, se sentía esclava.
Horrorizada, espantada por sus propios miedos se limitó a salir por la puerta, sin mirarle, sin recoger sus cosas; simplemente se fue. Sin considerar los sentimientos de la otra persona, sin pensar en los recuerdos que le dejaba tatuados en el alma.
No volvió a saber nada de él.
¿Quién no la llamaría tonta, ignorante o incluso cobarde por salir huyendo de una felicidad casi absoluta?
Ella no lo creía así.
Su felicidad no estaba en el atarse a un lugar, a una persona y a unas circunstancias, no. Ella no necesitaba nada de eso, o eso tenía por doctrina. Sólo se exigía a sí misma el vivir cada instante como si el siguiente movimiento fuera el último. Un amor sólo podrían traerla desdicha y sufrimiento.
Siguió por su camino, no volvió tan si quiera a recordarle.
El día de su muerte, tras una corta pero intensa existencia, recordó los cabellos dorados de aquel bohemio que le entregó su corazón y acarició su alma con los dedos. Recordó sus miradas, recordó sus besos, recordó sus palabras.
Y en ese último instante, antes del final de aquella apasionada vida, se preguntó que ocurrió aquel día. Y qué hubiese ocurrido si hubiese escuchado con más atención los latidos de su corazón.

Aleera Jezhebel
Publicado el 9 de agosto de 2010

jueves, 7 de febrero de 2013

Un Joe DiMaggio...

Un Joe DiMaggio
para esta Marilyn,
de carácter agrio,
musa de desliz.

Agosto 2012
Aleera Jezhebel

El Eterno Retorno VI

Me aterrorizan las entradas de las cuevas,
las únicas salidas
y el camino estrecho.

Me supera la continuidad de la línea recta,
la profunda oscuridad,
el vacío en el pecho.

Me veo en la incansable furia del viento y el mar,
trato de gritar,
pero imagino (sentir) la calma de la oscuridad y el silencio
y grito, y lloro, y no muero
porque entonces no podría ver,
ni gritar, ni sentir, ni escuchar.

La eterna nada nos aguarda,
sin percibir lo atroz
del silencio y la ceguera.
Creyéndonos felices
sin ver ni oír.

Escrito el miércoles 6 de febrero de 2013.
Aleera Jezhebel