Ahora me viene a la memoria, como el golpe seco de una brusca ola o el latigazo de un subidón de anfetaminas, una conversación de café de las primeras semanas posteriores a nuestro encuentro en la National Gallery de Londres, cuando ella deseaba conocerme interiormente y yo sólo pensaba en la manera de conocer el interior de su deseo.
«-Necesito que se avalen mis fantasías -Me decía avalando la suya propia fumando un cigarro con una larga onda de cabello rojo semiocultando su rostro y su pecho-. Quiero decir, la oratoria, la elegancia y el misterio de una persona no vale nada si sólo parece una imagen. De mi partenaire necesito que sea una imagen; quiero una fachada auténtica, no una simple sombra. Quiero mármol, no ladrillo recubierto de estuco. ¿Entiendes?»
El arte de la fuga, fragmento.
Aleera Jezhebel, 2014
Aleera Jezhebel, 2014
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