jueves, 28 de julio de 2016

... como un pirata cuenta su botín

"Mi vida ha estado muy bien, pero no tengo la menor idea de cómo llegué a este momento de mi vida, en el que he perdido la huella de mis años. He vivido muchas vidas y me inclino a tener envidia al hombre que vive una sola, con una mujer, un trabajo, un país… bajo un solo Dios. Quizá esa no sea una existencia emocionante, pero al menos cuando llega a mi edad sabe cómo ha llegado. Yo no lo sé. Solo cuento los nombres de aquellos que se han ido y de aquellos que aún están: los cuento como un pirata cuenta su botín al final de un largo viaje."

John Hudson, entrevista para Vogue en 1981

miércoles, 27 de julio de 2016

Como el sol que se oculta en septiembre

«Y si esto fuera una película de cine negro, al llegar a casa me serviría un par de dedos de whisky sacados de la mesa de mi despacho y abriría la ventana mientras se cuelan sirenas de policía, el rumor de un local de un jazz y el olor de los puestos de comida, pero ni yo soy Sam Spade ni esto es Los Ángeles ni tú tienes alas, así que sacaré del frigorífico leche semidesnatada, me tomaré un par de galletas Dinosaurus, y leeré un libro aleatorio hasta quedarme dormido con la luz encendida por miedo a que vengas a ajustar cuentas en mis sueños.»

lunes, 25 de julio de 2016

La afilación de tu colmillo

Quiero quedarme en ese espacio, en el que respiro tu aliento, cerca de mi boca, sin rozar más que la tuya, sin otra sensación más que el tacto, y tu olor, donde solo veo, y tampoco me parece que exista, más que la afilación de tu colmillo cuando sonríes zalamero sin pretenderlo. Y a mis oídos no se atreve a entrar más que el murmullo de una respiración dividida que hace cuanto puede para sobrevivir. Es en ese fragmento de eternidad en el que lo único que mi deseo quiere es morir, y ser enterrado bajo el tacto de lo inevitable. No espero que sea permanente, solo quiero que ese suspiro de inmensidad se congele ingrávido, y después nada. Solo volar, soñar, da igual, quizá sea lo mismo.
La afilación de tu colmillo. No hay otra cosa en la que pueda pensar ahora mismo. Su trono en mis pensamientos solo se ve amenazado por tu aliento, cálido y erótico, y tierno sobre mi piel. Piel que titubea y desfallece en esa circunstancia, piel que ya no busca redención porque ya se siente salvada; piel que ya no tiene cicatrices porque no puede compararse lo sentido. Porque el segundo en el que te respiro antes de morir de asfixia vela por todas aquellas muertes de desasosiego y amargura, como si nunca hubiesen existido.


Escrito el 18 de mayo de 2015

domingo, 24 de julio de 2016

Apetito y sed

Había dos copas de vino blanco a los pies de la cama; y sobre ella dos cuerpos desnudos encendiéndose. En un lateral, la pared, recubierta de espejo, trataba de hacer suya la visión que reflejaba. Sólo se escuchaba el choque de las lenguas, y al tacto llegaban las palpitaciones.
Él se separó de mí un instante, tomando mi mentón entre sus dedos. Bebió sin apartarme la mirada,mientras yo, entrecortada y temblorosa, arañaba con tibiedad su pectoral.
Decidió besarme, con los labios húmedos y el sabor dulce y áspero de la uva y el alcohol, tomando mi cuello en posesión, y dejó la copa de nuevo en el suelo, sin soltar mi piel, de manera que su compañera fue empujada, y cayó tumbada, al tiempo que su mano, que aún se hallaba encerrando en el dominio de sus dedos mi cuello, me presionaba hasta abatirme, dejándome también tendida.
Y fue entonces cuando miré el espejo y vi la conjunción de la posición de las copas y la nuestra, reflejándonos como hacía el espejo. Vi cómo el vino contenido que debía haber heredado mi cuello se derramaba. Y sólo pude pensar en verle derramándose a él.

Escrito el 05 de julio de 2015